martes, 29 de octubre de 2013

"Zombi: Guía de Supervivencia" de Max Brooks


      La verdad es que en general prefiero reseñar libros o cómics que básicamente me han gustado, porque en fin, escribir un texto como éste lleva su tiempo y ¿por qué dedicárselo a algo que ni siquiera te ha hecho pasar un buen rato? Sin embargo, hoy voy a hacer una excepción, y aprovechando que Max Brooks está más de moda que nunca gracias a la adaptación al cine de su "Guerra Mundial Z" (libro que no he leído y película que no he visto, así que por ese lado no puedo comentar nada), aprovecho para reseñar el único libro suyo que conozco... aunque no me gustó. Y es que yo esperaba un libro divertido, que contaba con buenas críticas supuse que debido a lo curioso de su planteamiento y a ciertas dosis de humor negro que amenizarían el conjunto, pero no, no ha sido eso lo que me he encontrado aquí.

       Y es que lo único bueno que puedo decir del libro es que se lee relativamente rápido, porque por lo demás... Tratándose como se trata de una guía de supervivencia ficticia, yo esperaba que o bien presentara un enfoque que al tiempo que daba consejos útiles para este tipo de situación, contara una historia más o menos bien llevada, o bien que limitándose a las restricciones que plantea una estructura tan rígida, abundara en humor negro, haciendo del libro un manual "gracioso" para unas circunstancias que no son nada graciosas.

      Pero no. Nada de eso. Lo que el autor nos ofrece aquí es una guía que se toma totalmente en serio su función, hasta el punto de resultar tan "práctica" que... coño, como no vivas en un mundo rodeado de zombis no tiene mucho sentido su lectura. Dedicar dos páginas a enumerar las diferentes armas que te resultarán útiles al enfrentarte a los zombis podría tener su gracia; dedicar 40 o 50 farragosas páginas a describir UNA POR UNA las diferentes armas (blancas o de fuego) que podrías emplear, detallando todos sus pros y sus contras... es una pesadilla que se encuentra muy lejos de entretener.

       Y no es que el autor renuncie al humor negro y no suelte algo gracioso de vez en cuando, pero la mayor parte del libro es una guía seria sobre el tema, y al igual que me ocurriría con una guía seria sobre cómo cultivar melocotones en mi jardín, o cómo hacerle la manicura a un perro, pues me ha parecido un auténtico aburrimiento. Incluso la última parte, en la que se detallan diferentes encuentros con zombis a lo largo de la Historia (la parte que yo supuse más "literaria", y por tanto con mayor potencial para entretener), acaba resultando reiterativa hasta la saciedad, repitiendo una y otra vez los mismos esquemas y volviendo constantemente sobre los machacones detalles que ya hemos podido leer en páginas anteriores del libro.

      En definitiva: no sé si el libro será bueno o malo, pero aburrir, aburre un rato (salvo que lo utilices como guía práctica "de verdad", claro, y en ese caso...).

lunes, 28 de octubre de 2013

Olympus (Humanoids/DC)


      Allá por el año 2004, DC Comics y Humanoids Group llegaron a un acuerdo según el cual la editorial estadounidense recibía los derechos para publicar el fondo de Humanoids en lengua inglesa, que como ya sabréis incluye cómics como El Incal o la saga de Los Metabarones, al tiempo que ofrecía la posibilidad de que artistas del otro lado del charco publicaran sus trabajos en el formato habitual de Humanoids, o sea el de novela gráfica, bajo el sello conjunto de ambas editoriales (supongo que con la posibilidad añadida de ser distribuidas también en Francia).

      Pues bien, el resultado más conocido de esta colaboración (o al menos el único que llegó a mi conocimiento en aquellos tiempos) fue el I am Legion de John Cassaday, pero no fue éste el único ejemplo de novela gráfica realizada por autores estadounidenses auspiciada por este acuerdo, y como muestra, aquí reseño otro de esos cómics publicado en el ya lejano 2005.

    Olympus es una novela gráfica escrita por Geoff Johns y Kris Grimminger (pareja también responsable de la miniserie The Possessed para el antiguo sello Cliffhanger y publicada aquí por ECC hace cosa de un año con el título Los Poseídos) con dibujos de Jackson "Butch" Guice (artista que siempre tendrá un lugar en mi corazoncito por su participación en los primeros números de X-Factor, aunque reconozco que nadie considerararía esos cómics, ni de lejos, como su mejor trabajo). Y bueno, la historia no es un alarde de originalidad, todo sea dicho: un grupo universitario de arqueólogos recupera del fondo marino cercano a Grecia una antigua vasija, cuyo descubrimiento pondrá en marcha una serie de acontecimientos que trasladará a estos estudiantes y su profesora (además de a unos cuantos piratas modernos) a una isla fuera del tiempo, en la que se encontrarán con numerosos personajes y bichejos sacados directamente de la fecunda mitología griega.

     Como ya digo, el cómic no tiene un planteamiento especialmente sorprendente, los personajes encajan perfectamente en todos y cada uno de los estereotipos que uno podría imaginarse para una historia como ésta, y el desarrollo sigue también al pie de la letra la receta recomendada que suelen seguir este tipo de aventuras de corte muy clásico, en la que un grupo de gente contemporánea tiene que hacer frente a una serie de amenazas sacadas de su pasado más lejano. Sin embargo, no es por ello una lectura que deje mal sabor de boca. El guión, aunque predecible, transmite sin grandes alardes ese saborcillo a aventura "de las de antes", de ésas que te podías encontrar en una película del sábado al mediodía (antes de que los melodramas estadounidenses repletos de enfermedades incurables, raptos o catástrofes coparan todas las cadenas); los personajes, aunque arquetípicos, caen simpáticos y cumplen bien su función en la historia; y sobre todo, el dibujo magistral de Guice deslumbra mientras éste se recrea en la grandeza de los diferentes escenarios que esta gente encuentra en su periplo por la isla (aunque al mismo tiempo, he encontrado algunas dificultades al leer alguna escena por culpa de una narrativa un poco torpe en ocasiones).

      En definitiva, un cómic agradable, pero no imprescindible, de una de las actuales estrellas del cómic norteamericano, que no realiza aquí uno de sus mejores trabajos.

domingo, 27 de octubre de 2013

"Cinco Tumbas sin Lápida" de Tony Jiménez

            Después de estrenarse el año pasado como autor único de la antología “Actos de Venganza”, Tony Jiménez vuelve a la carga en 2013, otra vez de la mano de Tyrannosaurus Books, con la que es su primera novela: “Cinco Tumbas sin Lápida”. Una novela de terror en la que Tony no sólo no oculta su admiración por dos grandes del género como son Stephen King y Sam Raimi, sino que además ahonda en ella hasta convertir el libro en un tributo a las creaciones más personales de ambos.


         Y bueno, para empezar a comentar esta novela qué mejor que comenzar por el título. Un detalle al que quizá no se le preste la suficiente atención, pero que no sé si será porque nunca se me ha dado muy bien dar con el más adecuado para mis relatos, me gusta valorar en su justa medida; y no podía haber quedado más satisfecho en este caso, la verdad. Me encanta el título de este libro. Tiene fuerza, es sonoro, engancha y además describe muy bien la historia que vas a encontrar a continuación. ¿Qué más se le puede pedir?

           Centrémonos ahora en el argumento. A pesar de que se señale a King y Raimi como referentes en la misma contracubierta, lo cierto es que a mí me ha parecido que en esta novela es el primero el que destaca como principal influencia, porque esta historia es King en estado puro. Un libro que podría haber firmado ese autor en algún momento de su carrera sin desentonar en absoluto con el resto de su bibliografía. Y por otra parte, creo que éste es un buen momento para destacar otro aspecto que suele pasar desapercibido cuando las cosas se hacen bien, y que precisamente por eso, quizá no llame tanto la atención: el desarrollo argumental de esta historia me parece realmente bueno, adecuándose a un ritmo perfectamente medido. Al principio, viendo que Tony se tomaba las cosas con calma al presentar a los personajes y el pueblo donde tiene lugar la acción (un protagonista más), temía que dado el número de páginas de que disponía para contar su historia (menor que el que suele emplear King, por ejemplo), quizá se viera obligado a precipitar los acontecimientos conforme avanzara hacia su recta final, descompensando el ritmo narrativo. Pero no, mis temores eran totalmente infundados: el argumento se desarrolla de forma impecable y equilibrada, y por tanto, la estructura (los mimbres de la novela) prácticamente pasa desapercibida. En mi opinión, un logro nada desdeñable.

        Otro aspecto a destacar: la caracterización de personajes. Si por algo a destacado siempre Tony Jiménez en los relatos que han precedido a esta novela, ha sido por lo bien que se le da “clavar” a sus personajes. Todos ellos perfectamente trazados, incluso cuando se trata de personajes muy secundarios que quizá no lleguen a tener demasiada relevancia en la trama principal. Un detalle fundamental, responsable de que todo lo que les ocurre a lo largo de la historia le importe al lector, y ciertamente, el autor aprueba con sobresaliente en esta asignatura. Las muertes (que no son pocas) descritas en esta novela no sólo resultan “dolorosas” por la manera en que ocurren (la mayoría más bien desagradables) sino sobre todo porque realmente sientes que estos personajes son “de verdad” y llegas a lamentar que ya no puedan seguir con sus vidas, sus proyectos, sus aspiraciones… Que uno se preocupe por ellos es el mayor acierto que puede tener un escritor a la hora de contar lo que sea que les pase.

      Y por último, me gustaría comentar también el estilo literario de este autor. Un estilo directo y eficaz, que combina muy bien los diálogos con las escenas más descriptivas, y que en general no cae en el exceso verbal que siempre amenaza con hacerse con el control de los relatos de terror. Las historias de Tony siempre han destacado por su agilidad y fácil lectura, y ésta no es una excepción en este sentido. Y aparte, también me ha gustado la forma en que se trata la violencia y las escenas más desagradables. Efectivamente, es una novela de terror que no evita los momentos explícitos (desmembramientos y demás), pero aún así, creo que el autor sabe cuándo limitarse a sugerir lo que ya podría ser demasiado para el estómago del lector, y que en cualquier caso, tampoco aportaría nada a la narración. Muy bien utilizadas las elipsis, en mi opinión.

       Así que bueno, estaréis conmigo en que después de todo lo dicho no puedo dejar de recomendar esta novela, y sin duda, la recomiendo. Pero eso no significa que hilando un poco más fino sea capaz de sacarle algún defectillo, que no todo pueden ser alabanzas y parabienes para este autor (que si nos descuidamos se nos va a terminar por subir a las nubes, y después cualquiera lo baja :P ).

      Como decía antes, el desarrollo argumental me parece muy bueno… pero con una sola excepción: en mi opinión, el “post-final” se resuelve de una forma un tanto precipitada. Y me explico: una vez resuelto todo, Tony nos ofrece un epílogo que no pasa de las dos páginas que me parece muy adecuado por lo que cuenta, pero que se queda un poco corto. Después de todo el espacio dedicado a mostrarnos y conseguir que nos interesemos por el pueblo y sus habitantes, creo que no hubiera sido mala idea añadir varias páginas más a ese epílogo para contarnos, por ejemplo, cómo reacciona la gente del pueblo a todo lo que le ocurre al protagonista, porque es cierto que en lo que respecta a los personajes principales todo queda bien atado, pero… ¿y los demás? O quizá contarnos algo más sobre la vida del protagonista después de la última noche, hasta rematarlo todo con el final que ya tenemos, y que por cierto, me gusta mucho. Si se tratara de un relato más corto, el final breve y conciso me hubiera parecido perfecto, pero tratándosede una novela, con todo el desarrollo previo que hemos leído… no sé, me ha parecido demasiado brusco.

       Otro detalle que me ha llamado la atención ha sido la (excesiva, en mi opinión) subdivisión del texto en diferentes partes, capítulos y subcapítulos, sobre todo en la recta final del libro. Realmente no es algo que entorpezca la lectura, pero tampoco he visto la necesidad de fragmentar la narración en tantos subapartados, hasta al punto de que algunos capítulos sólo cuentan con dos o tres páginas. La estructura en capítulos cortos siempre ayuda a agilizar la lectura, es cierto, pero tanto, tanto…

       Antes mencionaba que el estilo deTony evita en general el exceso verbal en las descripciones, pero sin embargo, pienso que la escena que abre la novela peca un poco de eso. Tal y como yo lo veo, una historia de terror debe mantenerse en un delicado equilibrio entre las descripciones detalladas que aporten la atmósfera adecuada, transmitiendo una sensación de “mal rollo” al lector, y el desarrollo de la acción que permite que la historia avance sin retrasarse más de lo conveniente con tanto detalle. Como decía, Tony saber mantener muy bien este equilibrio durante toda la novela, pero pienso que en este primer capítulo se le va un poco la mano con la cantidad de adjetivos y metáforas que utiliza para describir el entorno en el que se mueven los personajes, y hasta cierto punto, llega a interferir en el desarrollo de lo que se está contando (o al menos esa impresión me dio al leerlo).

         El último aspecto negativo que puedo aportar se refiere a la imagen que tienen los habitantes del pueblo de nuestro protagonista antes de que éste regrese a su cabaña. Supongo que consciente de que éste es un detalle que debe justificarse bien, Tony aborda los motivos que fundamentan esos sentimientos negativos en varias ocasiones durante la novela, abordándolos desde diferentes puntos de vista. Y casi, casi me convence, pero por otro lado… no sé, me cuesta creer que los habitantes de un pueblo estadounidense, en parte aislado del mundo y con un tipo de vida como la que llevan, llegaran a censurar tan profundamente los actos del protagonista tras ocurrir lo ocurrido. En una ciudad, con una mentalidad más “legalista” quizá, pero en este pueblo… Sé que el autor no ha obviado este detalle y se esfuerza en que entendamos por qué piensan lo que piensan, pero… lo siento, Tony, no termino de convencerme.

         Y bueno, con estos pequeños detalles negativos que apenas ensombrecen mi opinión más que favorable de “Cinco Tumbas sin Lápida”, concluyo mi reseña de este libro. Sólo me queda insistir de nuevo en mi recomendación de esta novela (si te gusta la literatura de terror, ya estás tardando en comprarla), y añadir que la portada es una auténtica pasada y me parece increíblemente buena. Nada que objetar a la edición de Tyrannosaurus Books.

sábado, 26 de octubre de 2013

El Fantasma Desconocido: Hombre Omega (Action Tales)

      Es curioso, porque a pesar de lo mucho que me gusta el género de terror, tanto en su vertiente literaria como cinematográfica, a la hora de escribir pocas veces me he decantado por este tipo de historias, especialmente desde que retomé la vocación allá por 2005. Y curioso resulta también, que precisamente una de mis escasas historias de terror para Action Tales sea también una de las que me siento más orgulloso (uno de esos extraños casos en los que el resultado final coincide con esa idea tan "molona" que había surgido en la cabeza de uno); la portada podéis verla justo aquí al lado, por cierto.

  Hoy vengo a presentar un relato autoconclusivo protagonizado por el Fantasma Desconocido, Hombre Omega, disponible en Showcase #3. Un relato que a pesar de estar protagonizado por este personaje de DC Comics, no requiere ningún conocimiento previo sobre él ni su entorno para poder abordarlo, y por tanto resulta completamente accesible para cualquier lector al que simplemente le gusten las historias de terror.

      Y bueno, la historia comienza tal que así...

          Sólo pienso en correr. Correr con toda la energía que pueda extraer de estas piernas inmóviles. Mi corazón se agita violentamente en el pecho, pero la sangre no circula por mis venas. Mi voluntad, mi determinación, ¿mi vitalidad?, se concentran en el movimiento -el movimiento no existe; ni siquiera es una ilusión, puedo darme cuenta-.
          ¿Dónde estoy?, me pregunto. Miro sin ojos a mi alrededor: un largo y estrecho pasillo débilmente iluminado. Me resulta familiar su olor a polvo y aspecto de finales del siglo XIX, sin embargo no logro situarlo en ninguna casa que recuerde.
          Y tras de mí –de mí: yo, todavía soy yo- hay algo cuya apariencia ignoro, pero que provoca en mi mente el más puro e incontrolable terror. Tengo miedo; está a escasos metros de mi espalda –no siento nada, ¿tengo una espalda?- y debo huir. Tengo que huir. Quiero correr como si toda mi existencia dependiera de ello.
           Soy incapaz de volver mi rostro para descubrir su presencia. No lo necesito. Sé que está ahí.
           Mis piernas no se mueven, pero muy lentamente comienzo a avanzar por el pasillo –no me sigas, no me sigas, no me sigas-. Los pensamientos se agitan en desorden incontrolado, como chispas escapando de una hoguera; mi mente, vuelta del revés.
          He llegado al final del pasillo y veo un interruptor al alcance de mi mano. Luz, pienso, sí, la luz acabará con todo: destierro para el terror; exilio para el dolor –nada duele, ¿por qué no duele?-.
          Mi mano no se ha movido, pero está sobre el interruptor. Con ansia apenas contenida lo presiono. Y lo vuelvo a presionar. Mi corazón da un vuelco inmóvil en su inmóvil prisión: la luz no aparece y la penumbra sigue conmigo.
        Pierdo el control. Está tras de mí y no puedo escapar. Me precipito hacia delante –mis piernas siguen inmóviles- con desesperante lentitud, doblo la esquina del final del pasillo y veo lo que mis ojos ya sabían que iban a encontrar: una escalera infinita de pendiente imposible y escalones ridículamente estrechos. No puedo ver su fin en el fondo del abismo –el pasillo, la casa, han desaparecido: sólo existe el abismo-.
          Dudo. Encuentro la resolución en mi interior. Vuelvo a dudar. Siento su respiración en mi nuca. Me arrojo hacia la escalera. No puedo mantener el equilibrio en mi bajada. Caigo al vacío. Floto. Vuelo.
           Despierto.

           Despierto gritando. Todos gritamos aquí. 

Continúa en Showcase #3

viernes, 25 de octubre de 2013

"Wicked" de Gregory Maguire


      Y he aquí la verdadera historia de la Malvada Bruja del Oeste, popular personaje que todos conoceréis por las películas (la original o la más reciente de Raimi), el libro o el cómic de El Mago de Oz. Un relato de fantasía adulta (normalmente, cuando una editorial utiliza el término "adulto" para describir una de sus publicaciones se refiere a que ésta incluye sexo y violencia, pero sobre todo sexo), que detalla la vida de Elphaba (pues éste era el verdadero nombre de la bruja) desde su nacimiento hasta su muerte (ya sabéis a manos de quién). Y bueno, la verdad es que la premisa de este libro me llamó mucho la atención cuando la vi hace unos años anunciada en no recuerdo qué revista, y por ello, cuando lo encontré en una económica edición de bolsillo, no lo dudé y me hice con él.


      ¿Y qué impresión me ha dejado su lectura? Pues básicamente la de que el autor no ha aprovechado esa interesante premisa todo lo que hubiera podido, y que a pesar de que es un libro entretenido que no ha llegado a hacérseme pesado en casi ningún momento (salvo al comienzo, quizá, con todas esas páginas dedicadas a presentarnos a los padres de la bruja), tampoco hubiera pasado nada si lo hubiera dejado pasar.

      Por un lado, el autor parece haberse impuesto unas metas muy altas (o quizá pretenciosas) a la hora de enfocar su relato, con un supuesto análisis de la verdadera naturaleza del mal, pero por más páginas que le dedica a este tema, no puede decirse que llegue realmente a ningún sitio (o al menos, a ninguno que no pudiera haberse alcanzado sin necesidad de machacar tanto con el asunto). Por otro lado, creo que tampoco había necesidad de extenderlo tantísimo (hasta las 575 páginas), defecto que comparten hoy día demasiados libros, cuando en trescientas y pico páginas se podría haber contado exactamente lo mismo, pero con menos "paja".

      Más cosas: el libro acierta en algunas ocasiones, y fracasa en otras tantas, al lidiar con esa empresa tipo "George Lucas en la segunda trilogía de Star Wars" de intentar que todos los detalles que se dan sobre el pasado de Oz (el presente de esta novela) encajen con lo que ya sabemos por El Mago de Oz. Principalmente (y de forma más clamorosa por tratarse de la protagonista), en lo que se refiere a la Malvada Bruja del Oeste. Durante todo el libro, uno "entiende" más o menos las diferentes etapas que va sufriendo el personaje (estaría bueno, con la cantidad de páginas que le dedica a cada una de ellas), pero su enajenación final en el momento de aparecer Dorothy, aunque hasta cierto punto justificada, no termina de resultarme creíble; detalle que remite a lo que decía anteriormente: el autor no consigue dar una conclusión satisfactoria a su análisis del origen del mal, y por tanto, no consigue presentarnos un desarrollo último de la protagonista a la altura de la premisa propuesta.

      Y no quiero dar la impresión con todo lo dicho de que el libro sea malo, que la verdad es que tampoco me lo ha parecido. De hecho, hay diferentes detalles aquí y allá que me han gustado bastante, como por ejemplo, la visión que se da del Mago de Oz (con reminiscencias a cierto personaje del Fábulas de Bill Willingham, aunque... um... este libro es de 1995 y el cómic comenzó su andadura en el 2000... um...), pero aún así, la impresión general que me ha dado Wicked es de que podría (y debería) haber sido mucho mejor.

jueves, 24 de octubre de 2013

"Érase una veZ" de varios autores


      Hace unos meses Kelonia Editorial, que se define a sí misma como "una joven editorial de género fantástico que edita y promueve las historias escritas por autores españoles", se planteó la publicación de este libro haciendo uso del sistema de crowdfunding que ofrece la página Verkami, y ha sido así, gracias a las miniaportaciones de numerosos "mecenas" (entre los cuales me incluyo), que este libro se encuentra ahora disponible para todos aquellos lectores deseosos de disfrutar con su lectura.


      ¿Y de qué trata este libro exactamente? Pues bien, lo que aquí reseño es una antología de tipo “Z” que se distingue de otras que pueden encontrarse actualmente en el mercado por ofrecernos una revisión de los cuentos populares con los que todos crecimos (que como bien indica Carlos Sisí en el prólogo, ya eran bastante escabrosos de por sí en su versión original) en la que tenemos el factor“zombi” como nexo común. Doce relatos muy heterogéneos (más un poema inicial muy cortito pero muy chulo) en los que cada autor enfoca el asunto de muy diferente manera: desde el predominantemente humorístico (“Juan y las Habichuelas Mágicas” o “La Bella y la Beztia”) al más “visceral” (nunca mejor dicho) sin lugar para la sonrisa (“Rizitos de Oro” o “Ariadne y Barba Azul”); revisiones que se salen completamente del entorno original del cuento (“Zerilla”) o que lo siguen con bastante fidelidad, zombis aparte (“Hanzel y Gretelz” o “La Manzana”). En definitiva, mucha variedad que hace imposible que uno pueda aburrirse en ningún momento.

      Aunque no voy a hacer una reseña pormenorizada de cada relato, sí que puedo decir que al concluir la lectura de esta antología el “regusto” que deja es bastante bueno, y por una razón o por otra, todos los relatos tienen algo que te engancha, dejándote con mal cuerpo y/o divirtiéndote (como no podía, ni debía, ser de otra manera). Siendo algo más concreto, diría que los que más me han gustado han sido “La Bella y la Beztia” (el humor absurdo es una de mis debilidades) y “La Zirenita” (decir “muy bello” sería una cursilería, pero en fin, que a pesar de su brevedad juega muy bien sus bazas), mientras que los que menos (ojo: “gustado menos” no que “no me hayan gustado”) han sido “Juan y las Habichuelas Mágicas” (para mi gusto, el tono de humor/parodia del relato se le va un poco de las manos al autor) y “Zerilla” (por ese cambio radical de tercio cuando se acerca a su final que me sacó de la historia). Y el resto de los relatos, pues ya digo, a muy buen nivel y proporcionando un gratísimo rato de lectura.

   Conclusión: una antología Z la mar de recomendable que ningún aficionado a este género debería dejar pasar.